La economía global es una cuestión que es compleja y frágil a la vez. Algo muy notable fue que en 1982 la tasa del crecimiento del PIB en la economía global bajó 0.3% de PIB. Desde entonces, el mundo ha sido testigo de varios altibajos que culminaron en una recesión global en el 2009. Casi 10 años después de la crisis crediticia, la economía global mantiene niveles de crecimiento respetables con la producción proyectada de 3.5% de crecimiento en 2017 y 3.6% en 2018. Gran parte de este crecimiento está impulsado por la India, China y otros mercados emergentes que se están viendo beneficiados del mercado mundial. En los países desarrollados existe un gran nivel de escepticismo con respecto al impacto que tiene la globalización. Esto se ha manifestado en cambios políticos dramáticos en los Estados Unidos y Reino Unido. Pero, para entender el impacto en los negocios, es necesario profundizar más.


"Existe la sensación de que el impacto de la globalización está provocando que las personas sopesen sus beneficios y evalúen la huella que está dejando. Para las medianas empresas, la tarea de mantenerse a la vanguardia en la cambiante economía global se ha vuelto mucho más difícil.”


Es un hecho que varias empresas  están vendiendo menos en los mercados de ultramar, comparándolo con años anteriores. En 2016, el nivel promedio de ingresos corporativos generados en el extranjero fue de 45% a 44% global (el nivel más bajo en cinco años, según HSBC) Sin embargo, aunque estos descensos son importantes, no es algo que se haya replicado en todos los mercados. Por ejemplo, en Alemania y México el crecimiento aumentó a partir de los ingresos extranjeros. Entonces, ¿estamos viendo una genuina contracción en el comercio? La respuesta a esta pregunta es, seguramente no. La Organización Mundial del Comercio prevé que el comercio mundial se expandirá de un 2.4% en 2017 y entre un 2.1% a un 4% en 2018. ¿Por qué persiste esa sensación de que una desglobalización está ocurriendo? La respuesta se encuentra en cuestiones políticas, tales como el Brexit y la elección de un Presidente de los Estados Unidos de América que es escéptico a la globalización. Independientemente de la situación política, existe la sensación de que el impacto de la globalización está provocando que las personas sopesen sus beneficios y evalúen la huella que está dejando. Para las medianas empresas, la tarea de mantenerse a la vanguardia en la cambiante economía global se ha vuelto mucho más difícil.

 

¿Cómo pueden adaptarse las medianas empresas?

Mientras que una gran cantidad de atención recae en las empresas más grandes, son las medianas empresas quienes promocionan la mayor parte del crecimiento y empleo. Estas empresas son más difíciles de caracterizar, sin embargo todas comparten una característica en común: emplean a cientos de personas y consiguen ingresos en millones. Muchas de estas empresas iniciaron como entidades muy pequeñas, otras son el resultado de fusiones y adquisiciones. Sin importar cuál sea su origen, tienen una ventaja por encima de sus primos corporativos más pequeños y grandes, ya que son adaptables al cambio.

La adaptabilidad es el secreto del éxito en el escenario mundial pero muchas empresas precisan desarrollar este atributo. Por ejemplo, una mediana empresa podría tener el capital para invertir pero podría no tener las herramientas o el talento adecuados. Muchas veces las burocracias regionales o las políticas monetarias estrictas también podrían estar creando pasivos tributarios importantes, dificultando así la eliminación del capital en los mercados de ultramar. Las empresas con las que trabajamos han podido adaptarse a estos cambios, aferrándose a su estructura de oficinas centralizadas, mientras asignan recursos a los mercados (los cuales consideran como la mayor prioridad para su negocio). La mayoría de las medianas empresas tienen cadenas de suministro ágiles, con mucho menos procesos internos a seguir. Todo esto es coordinado por una estructura operacional mucho más plana, en comparación con el sistema jerárquico que ya es familiar para los grandes negocios corporativos. Ninguna de estas ventajas significa que sus estándares sean menos que los de sus pares más grandes. A medida que las empresas crecen en el escenario global, necesitan asegurarse de que están implementando su estrategia, manteniendo estándares de desempeño regulares.

 

Estrategias con datos.

Las marcas tendrán éxito únicamente si detrás tienen una fuerte estrategia que esté alineada a los valores de la empresa. Lo mismo sucede con los planes de inversión de una compañía, los cuales también precisan verse reflejados en los planes de crecimiento. Por ejemplo, ¿es mejor contratar talento ahora o retener la inversión hasta que se hayan realizado grandes inversiones tecnológicas? Un modelo de negocios probado ayudará a una empresa a lidiar con estos desafíos, pero sólo puede hacerlo si tiene una estrategia que se construya en torno a una comprensión del entorno en el que el negocio está operando. Como consecuencia de esto, las empresas tienen un apetito insaciable por la percepción de los datos procesables.

Hemos visto cómo esto se vuelve más obvio en el proceso de presentación de informes corporativos, donde las empresas están exigiendo más y más fuentes de datos a medida que los informes corporativos se desglosan de los informes financieros tradicionales de la CSR. Por ejemplo, los inversionistas y otras fuentes de financiamiento podrían querer datos sobre la huella de carbono de una empresa o información relacionada con la manera en que dicha empresa trata a sus empleados. A medida que las empresas crecen hacia afuera, también lo hacen sus huellas. Como resultado, es cada vez más importante para los auditores que su informe corporativo se vea ampliado, para así poder entender el impacto que un negocio tiene en su entorno. Por lo tanto, una auditoría ya no es una experiencia transaccional, ya que ahora los auditores juegan un papel clave, ayudando a las compañías a presentar sus datos. De esta manera, si los accionistas están interesados, podrán aprovecharla. Este cambio de enfoque puede beneficiar a las empresas para que diseñen sus estrategias y puedan operar de manera eficiente en un entorno que se vuelve cada vez más complejo y a menudo existen cambios en la actividad económica o bien, entre las regiones. La agilidad es la clave del éxito.


"Podría ser que las compañías del futuro se conviertan en trotamundos, cambiando su fuerza de trabajo y sus operaciones cada diez años, ya que la demanda de sus bienes y servicios cambiará también.”


El futuro.

Son las empresas quienes se pueden adaptar a las líneas cambiantes del comercio mundial, las cuales prosperarán en el futuro. De acuerdo con el centro para el desarrollo internacional de la Universidad de Harvard, las proyecciones económicas son optimistas acerca de los nuevos centros de crecimiento en África oriental, así como los nuevos segmentos en el Sudeste asiático, liderados por Indonesia y Vietnam. La investigación también especula que la India y Uganda encabezarán la lista de las economías con mayor crecimiento para el 2025, con 7.7% anual. Son cambios como estos los que darán forma al futuro de la economía global y las medianas empresas tendrán que responder a ellos.

Priorizar los mercados clave será más importante para las medianas empresas. Podría ser que las compañías del futuro se conviertan en trotamundos, cambiando su fuerza de trabajo y sus operaciones cada diez años, ya que la demanda de sus bienes y servicios cambiará también.

De la misma manera, las nuevas tecnologías desempeñarán un papel importante en el camino, ya que lo suavizarán para las empresas globales. El transporte se hará más rápido, el software y la IA será más sofisticada. La toma de decisiones también será mucho más sencilla, ya que los procesos para recolectar y procesar datos serán más sencillos y esto empoderará a las empresas. Es por ello que las empresas globales del futuro serán los adaptadores de las redes de trotamundos, en lugar de ser los operadores fronterizos estáticos que habían sido en el pasado. A su vez, las firmas y las redes de auditoría  tendrán que asignar recursos locales cuándo y dónde sea necesario para crear valor para estas empresas “trotamundo” del futuro.