El arbitraje es un mecanismo alternativo de solución de conflictos mediante el cual las partes defieren a árbitros la solución de una controversia relativa a asuntos de libre disposición o aquellos que la ley autorice.

En ese sentido, en el arbitraje financiero se realizan una serie de operaciones y transacciones simultáneas que conducen a la adquisición y la venta de los productos se realicen en el mismo momento. De esta forma, se evita que se cambien los precios de cada uno de los mercados.

Asimismo, las personas que participan en el arbitraje reciben el nombre de arbitrajistas y suelen ser bancos o agencias de inversión. El término se utiliza principalmente a la hora de negociar con instrumentos financieros, tales como bonos, acciones, derivados, materias primas o divisas.

El arbitraje es posible cuando se da una de estas tres condiciones:

 

  1. El mismo activo no se negocia al mismo precio en todos los mercados (“ley del precio único”).
  2. Dos activos con idénticos cash flows no se negocian al mismo precio.
  3. Un activo con un precio conocido en el futuro, no se negocia hoy a su futuro precio descontado a la tasa de interés sin riesgo.

Principales ventajas del arbitraje:

 

  • Especialización de los árbitros, en este punto, destaca que al poder elegir a los árbitros que deberán resolver el conflicto, se asegura que estos serán profesionales expertos en la materia, asegurando una resolución más técnica.

 

  • Libertad para elegir el foro, esto significa que ante una controversia internacional o con foros comunes y especiales, las partes pueden acordar someterse a un foro concreto, por lo que ninguna parte debería quedar perjudicada por el foro de un país o región determinado.

 

  • Confidencialidad, ante el carácter público de los sistemas jurídicos, para el arbitraje puede acordarse la privacidad y confidencialidad del mismo, quedando el conflicto, las pruebas y el laudo desconocidos para conocimiento público.

 

  • Las partes podrán decidir el número de árbitros que deberán resolver el conflicto, lo que ayuda en casos que son de especial dificultad, siempre con un número impar.

 

  • Carecen de impugnación, esta es quizás una de sus principales ventajas, si en los procedimientos judiciales, el vencido suele impugnar hasta las últimas instancias, en el caso del arbitraje, el laudo no puede ser impugnado, tan solo podrá ser solicitada su anulación ante los tribunales si se han vulnerado los motivos formales y tasados que se pactaron.

Cabe precisar que el arbitraje no está al alcance de todos. En ese sentido, solo aquellos agentes que manejan relaciones comerciales de alta relevancia, complejidad o cuantía pueden elegir al arbitraje como forma de resolver sus disputas. Podría decirse que el arbitraje es para los “ricos”; “no siendo usado por pequeños empresarios ni por la población en general”.