Muchos colaboradores se encontraban disfrutando de un tradicional día de descanso el domingo cuando el gobierno anunció que comenzaría un protocolo de distanciamiento social, mejor conocido como cuarentena. Para sorpresa de muchos, esto incluía una pausa en toda actividad social y comercial en el país.

Esta nueva realidad nos llevó a nuestro cuestionamiento principal ¿Y ahora qué sigue? Algunas compañías tenían en su plan de continuidad de negocios una breve sección para garantizar la continuidad de servicios bajo un escenario de pandemia y otras compañías quizás contaban con un anexo, tan solo por cumplir, pero muchas en realidad no contemplaban este escenario como uno real.

El Coronavirus estaba paralizando a todo el planeta, y nadie podía vislumbrar los retos, preocupaciones y oportunidades que sus efectos traerían en las próximas semanas o meses. De igual forma, nadie podría predecir que estos cambios transformarían la economía de los países, la continuidad de los negocios, la fuerza laboral y, por tanto, un cambio significativo en el estilo de vida de todos.

Cuando miramos detenidamente las metodologías sobre la continuidad de negocios, el activo más importante es su fuerza laboral. El COVID-19 se consideraba un ataque eminente al recurso más preciado de cualquier organización. Algunas compañías ya habían adoptado un modelo de trabajo remoto mientras otras recién lo contemplaban, pero la falta de interacción humana con los compañeros de trabajo, el temor a la falta de supervisión directa al colaborador y los recursos físicos no disponibles digitalmente, entre otros, son los retos más grandes del trabajo remoto bajo esta cuarentena.

 

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