Para lograr el cumplimiento, todo el sector empresarial latinoamericano necesita una auditoría, y esa es una perspectiva que hace dudar a algunos equipos de liderazgo. Todavía hay muchos en la región que ven ESG (ESG hace referencia a Environmental, Social and Governance, y sus siglas en español son ASG, por Ambiental, Social y Gobernanza) como poco más que un truco de relaciones públicas. 

Reforzar las prácticas corporativas en esta región creará tantos desafíos como oportunidades y requerirá inversiones significativas de las empresas participantes. Sin embargo, el riesgo de incumplimiento es alto. Para que estas organizaciones prosperen en la próxima generación, no solo deberán abordar estos problemas, sino que también deberán convertirlos en una práctica estándar en todas las estrategias comerciales futuras. 

“Las instituciones financieras comienzan a preguntarse si nuestros clientes cuentan o no con políticas ESG”, dice Juan Pablo Montero, Socio de Consultoría de RSM Argentina. “Y si lo hacen, estos bancos quieren ver su plan estratégico. Diferentes bancos han iniciado campañas de préstamo y acceso al crédito con tasas subsidiadas que son atractivas para quienes ya cuentan con un plan ESG”. 

Los líderes empresariales deben tomar las riendas de este cambio. La realidad es que los líderes empresariales deben reconocer las amenazas inherentes a descartar ESG a favor de las ganancias. Una empresa que no ha reducido su huella de carbono o mostrado preocupación por el trato que da a las personas, puede no durar mucho en las próximas décadas. Los consumidores e inversionistas del futuro serán aún menos propensos a dar un pase a las empresas que solo tienen la mente en las ganancias y se preocupan poco por su impacto. 

Enderezar el barco 

Para que las iniciativas de ESG arraiguen realmente en las empresas de América Latina, deben abarcar una mentalidad "de arriba hacia abajo", con cambios radicales en las prácticas de liderazgo y las estrategias corporativas que se filtran hasta la fuente. Según Piña, existe la noción de ‘el tono de arriba’, que se refiere a las metas que la empresa se propone en la sala de juntas, a puertas cerradas. 

El primer paso en la implementación de ESG es la evaluación. Algunas empresas latinoamericanas ya han comenzado un viaje ESG; mientras que algunos están mucho más avanzados, hay otros que no han incorporado ESG en absoluto. Es importante entender en qué etapa se encuentra una empresa al principio. 

“El primer paso es realizar un diagnóstico de madurez de su estado ESG actual y desarrollar un plan de remediación e implementación”, dice Marcelo Conti, Socio de Consultoría de RSM Brasil. 

Una vez que una empresa ha descubierto en qué parte de la escala de madurez de ESG se encuentra, puede comenzar a descubrir cómo incorporar ESG en sus estrategias, valores y principios. Entonces deben considerar seriamente su identidad y cultura de marca. ¿Dónde se ven dentro de diez años? ¿Cuál es su cultura? ¿Cuáles son sus objetivos? 

A medida que las empresas en América Latina comienzan a preguntar sobre ESG, la transformación requerirá una buena cantidad de educación. 

“Hay que comprender que la gestión ESG no se trata de un área específica de sostenibilidad, relaciones con inversionistas o comunicación corporativa”, dice Paola Piña, Socia Líder de ESG en RSM Chile. “Más bien se trata de entender que la estrategia ESG es un compromiso a largo plazo que debe insertarse en el trabajo orquestado de toda la organización”. 

Usando la zanahoria correcta 

A pesar de todo lo que se habla de ESG como una medida de desempeño, hay algunos puntos de venta completamente convincentes. Por ejemplo, América del Norte está comenzando a explorar la posibilidad de trasladar sus cadenas de suministro del este de Asia a costas más cercanas, debido en gran parte a las tensiones políticas de EE. UU. con China. América Latina presenta una opción tentadora. 

Este es un movimiento que potencialmente podría inyectar miles de millones de dólares en las economías de la región. Eso significa que el cumplimiento de ESG no es negociable para el sector industrial latinoamericano. En este sentido, la adopción de prácticas ESG debe parecer menos un truco de relaciones públicas y más una estrategia de crecimiento en toda regla. 

Otro beneficio es la percepción. Considerando la "adopción tardía", América Latina tendrá la oportunidad de observar y aprender de los dolores de crecimiento experimentados por Europa, América del Norte y Asia a medida que avanzan e implementan sus propias transformaciones ESG. Esto muy bien podría traducirse en un período de transición mucho más suave, gracias a las lecciones aprendidas de las otras regiones. 

No obstante, el tiempo sigue siendo esencial. El flujo de inversión internacional ya está siguiendo la corriente que ESG está dejando a su paso. Con miles de millones de dólares de productividad en juego, las economías latinoamericanas apenas pueden darse el lujo de jugar a "esperar y ver". 

El camino a seguir 

Hay un movimiento global cada vez mayor para responsabilizar a las empresas por su comportamiento: en las salas de juntas, en las plantas de producción y en las calles, ríos y campos de las comunidades donde operan. Al mismo tiempo, muchas empresas se preguntan por qué se les pide que se preocupen por los objetivos ESG cuando hay tantos otros problemas que requieren atención: pandemias globales, aumento de la inflación, conflictos militares, escasez de energía y la amenaza siempre presente de recesión. 

Afortunadamente, la narrativa ha comenzado a mostrar signos de cambio en los últimos años. “Actualmente hay más apertura y relevancia en la discusión de temas ESG, algo que hace años era impensable”, dice Montero. “Los consumidores están cada vez más interesados en saber a qué corporación le están comprando más allá del producto en sí. Quieren saber cuáles son los valores de la empresa. Quieren saber el impacto que tiene en la sociedad y el medio ambiente”. 

Parece que la marea cultural en América Latina está comenzando a cambiar. Los inversionistas se han asociado con los consumidores, creando un poderoso cabildeo para el ethos ESG que está respaldado por un importante cofre de guerra. No pasará mucho tiempo antes de que los líderes empresariales se unan a la carga de promulgar un cambio real a escala continental. Solo el tiempo lo dirá, pero por el momento, parece que América Latina se encuentra en el umbral de una era potencialmente transformadora.