Publicado en ABC de Sevilla

 

En esta tribuna de opinión Borja Ortas, socio de laboral, opina sobre la reforma conocida como “Ley Bolaños”, presentada por el Gobierno con el objetivo de modernizar el acceso a la carrera judicial y fiscal. Según Ortas, lejos de suponer un avance, esta iniciativa representa un grave retroceso del Estado de Derecho, al sustituir los principios de mérito, capacidad y esfuerzo por un sistema que prioriza el acceso rápido y la mediocridad organizada.

 

Una controvertida reforma

 

Borja sostiene que esta reforma erosiona la independencia judicial al promover vías de acceso más laxas, menos exigentes y con posibles tintes ideológicos. Considera que se trata de un intento deliberado de colonización del poder judicial por parte del ejecutivo, a través de mecanismos opacos que debilitan la neutralidad y autonomía de jueces y fiscales.

En esta tribuna nuestro socio pone de manifiesto el cambio cultural profundo, donde el esfuerzo y la excelencia pierden valor, y se promueve un modelo que premia la inmediatez y diluye la exigencia. En este contexto hace un llamamiento a la defensa de la calidad de las instituciones y rechaza este tipo de reformas que, según advierte, ponen en peligro los fundamentos democráticos.

Porque aquí no hablamos solo de un cambio técnico en oposiciones. Hablamos de algo más grave: del desmontaje de un sistema que, con todos sus defectos, aún preservaba una idea exigente de la función pública. Ingresar en la carrera judicial o fiscal no era fácil ni inmediato. Requería años de estudio, renuncias personales, una ética del esfuerzo que no solo seleccionaba cerebros, sino también carácter. El que lograba entrar lo hacía sabiendo que se le exigía neutralidad, rigor y autonomía frente a los poderes. Esa exigencia era, en sí misma, una garantía para todos nosotros: para el ciudadano que mañana comparecerá ante un juez y querrá saber que su causa no depende de afinidades políticas ni favores previos.
 

 

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