Publicado en Diario Jurídico

 

Hoy en día las auditorías sostenibles son fundamentales para que las empresas públicas lideren el camino hacia un futuro más beneficioso para la sociedad y el planeta. Carlos Cerdán, socio de ESG y Sostenibilidad, explica en este artículo que estas auditorías no solo permiten evaluar el cumplimiento normativo, también impulsa a las empresas a comprometerse con modelos de gestión sostenibles. 

 

El papel de la auditoría sostenible 

 

Las empresas del sector público tienen una responsabilidad innegable en la construcción de un futuro sostenible. No se trata únicamente de cumplir con regulaciones ambientales, sociales u otros ámbitos de la sostenibilidad, sino de asumir un rol activo en la transformación hacia modelos de gestión que realmente generen un impacto positivo en la sociedad y el planeta. En este contexto, una auditoría bien ejecutada puede marcar la diferencia entre una estrategia de sostenibilidad real y transformadora y un mero ejercicio de imagen corporativa.

Históricamente, la sostenibilidad ha sido considerada un compromiso opcional, algo que las empresas podían adoptar según su voluntad. Sin embargo, en la actualidad se ha convertido en un elemento que aporta la licencia social para operar. El cambio climático, la crisis de los recursos naturales y la creciente desigualdad social han puesto sobre la mesa la urgencia de una gestión más consciente y transparente. Las empresas del sector público, al estar financiadas con dinero de los contribuyentes y colaborar con empresas privadas, deben ser aún más rigurosas en la aplicación de estas estrategias, ya que su impacto afecta directamente a la población, tanto por su propia actividad como por su modelo de financiación.

 

Cómo garantizar el cumplimiento de la sostenibilidad 

 

Lo primero que debemos analizar es cómo las empresas públicas garantizan que están cumpliendo con los compromisos ambientales y sociales. La respuesta está en la auditoría. Este proceso permite no solo evaluar el cumplimiento de normativas, sino también ejercer un mecanismo de control para verificar si los recursos se utilizan de manera eficiente y alineada con los objetivos de sostenibilidad globales y estatales.

Una auditoría aporta múltiples beneficios. En primer lugar, fortalece la transparencia y la rendición de cuentas. En tiempos de desconfianza institucional, la ciudadanía necesita pruebas concretas de que sus impuestos se destinan a mejorar su calidad de vida. En algunos casos, no solo se trata de bienestar individual, sino del cumplimiento de valores comunes de la sociedad, como la protección del medioambiente y la lucha contra el cambio climático. Una auditoría rigurosa permite que las empresas públicas sean más transparentes sobre la gestión de sus recursos, mostrando con claridad el impacto de sus decisiones.



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