Columna publicada en Revista Select

¿Cómo pueden prepararse las empresas para hacer frente a posibles acciones de fraude que producen resultados negativos no sólo desde el punto de económico?

Según datos recientes emanados de la Asociación de Examinadores de Fraude Certificados, (ACFE) por sus siglas en inglés, -la mayor organización antifraude a nivel mundial con más de 70.000 miembros- se conoció que las empresas pierden aproximadamente el 5% de sus ingresos por año debido a maniobras de fraude.

Se debe tomar conciencia de este guarismo y entender que, si bien resulta muy importante trabajar sobre determinadas variables como el incremento de las ventas y el control de los costos como forma de aumentar la rentabilidad, las organizaciones deben prevenir riesgos de fraude, el cual aparece hoy sin ninguna duda como uno de los principales enemigos en la vida empresarial.

Antecedentes

Se puede definir el fraude como cualquier acto ilegal realizado mediante engaño, ocultamiento o violación de la confianza por parte de uno o varios individuos actuando en conjunto, en perjuicio de una organización, pudiendo clasificarse en tres grandes grupos          genéricos como lo son fraude de corrupción, fraude de estados financieros o el fraude a través de apropiación indebida de activos.

El primero de ellos engloba aquellas actividades donde funcionarios de la compañía pueden obtener beneficios a través de sobornos producto del uso de sus influencias.

El segundo refiere a la manipulación de los estados financieros registrando por ejemplo ingresos ficticios o reconocimiento de falsas pérdidas, mientras que el último grupo, y no por ello menos relevante, refiere al desvío de fondos en beneficio propio o a la apropiación indebida de bienes.

El triángulo del fraude

El denominado triángulo del fraude considera tres elementos fundamentales que son la oportunidad, la racionalización y el incentivo o presión.

Quienes integran la compañía pueden tener diferentes necesidades o presiones a distinto nivel que les permitan poder llegar a justificar o racionalizar una acción de este tipo, si es que encuentran la oportunidad para realizarla.

Por tal motivo entendemos que las empresas deben trabajar para evitar que exista tal oportunidad de fraude contando con un mapa de riesgos de la organización y diseñando, entre otras cosas, un sistema de control interno que minimice estas oportunidades incluyendo, por supuesto, aspectos tales como la seguridad informática.

Medidas a tomar

Dentro de los recaudos a tomar para la prevención del fraude, tal como se manifestó,  se debe priorizar un adecuado sistema de control buscando crear un ambiente que permita descubrir posibles vulnerabilidades en la empresa.

Se deberían cumplir diferentes etapas que consideren la segregación de funciones, un análisis y monitoreo de los principales riesgos, una evaluación del sistema de control interno y su diseño, y la realización de auditorías operativas y de gestión, tanto sistemáticas como sorpresivas, que contemplen y recorran los distintos ciclos de la empresa.

Asimismo, si bien en estos casos resultará clave determinar aquellas medidas de detección que impliquen el descubrimiento de fraudes y conductas irregulares cuando estos ocurran, entendemos que, no menos importante será establecer las posibles medidas correctivas de respuesta para reparar los eventuales daños causados por conductas irregulares o fraudes, ya que estos, probablemente no sólo afectarán el aspecto económico sino que también podrían tener aristas legales y/o reputacionales altamente perjudiciales para la organización.

La inteligencia artificial y el análisis de datos constituyen también herramientas útiles para detectar anomalías en los patrones que ayuden con alertas en el monitoreo de determinadas actividades.

Por último es importante destacar que los canales de denuncias anónimas siguen siendo uno de los principales mecanismos de detección de fraude a posteriori, y que muchas veces, dada la magnitud de las maniobras, resulta difícil cuantificarlas.

No hay que esperar que estas situaciones sucedan en la empresa, y puede resultar altamente beneficioso actuar en forma preventiva diseñando e implementando un sistema antifraude adecuado que pueda desestimular este tipo de conductas.