El concepto de ESG (ambiental, social y gobernanza) ya no es algo que "está por llegar"; no podemos esperar al futuro para darnos cuenta de los riesgos que enfrentamos hoy y que debimos haber abordado antes.
ESG representa la conciencia de los riesgos actuales a los que están expuestas nuestras organizaciones, y más allá de eso, nosotros como individuos. No se trata de una innovación futura, sino de nuestra responsabilidad actual de contribuir a la sostenibilidad.
Asumir esta responsabilidad implica actuar bajo principios éticos y transparentes, respetando los derechos humanos, el estado de derecho, las normas internacionales y a todas las partes interesadas o afectadas por nuestras decisiones.
Identificar a esas partes interesadas, conocidas como stakeholders, significa comprender cómo nuestras acciones impactan a individuos o grupos, y asegurarnos de que ese impacto sea positivo. No solo debemos preocuparnos por generar un cambio, sino también por crear conciencia y promover un ecosistema circular que multiplique el impacto positivo.
Es fundamental educar con propósito, no solo capacitar. En RSM, nuestro enfoque está en generar conciencia y maximizar el impacto positivo. Nos esforzamos por identificar stakeholders no solo en la primera línea de interés, sino también aquellos que pueden actuar como vehículos para amplificar ese impacto.