Por: Luis Matte

Como todo en la vida es un perfeccionamiento continuo, más aun en un mundo de cambios vertiginosos y con una sociedad demandante, tanto las estrategias como el concepto de sostenibilidad se sofistica cada año. Es ante esto que es preciso relatar a grosso modo, lo que se ha ido haciendo en sostenibilidad, donde estamos y hacia dónde debemos dar el próximo paso.

En los años 30 del siglo pasado se comenzó a tomar conciencia de las externalidades que producían las empresas,  para los años 70 del cuidado del medio ambiente, y luego se incorporaron el cuidado de las comunidades y la sociedad en su conjunto. Es así, como partimos trabajando puertas adentro reduciendo emisiones, preocupándonos de un buen clima laboral, buen trato a los colaboradores y buena calidad de los productos y servicios. Esto se tradujo en el concepto de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) que nos llevó a  estrategias de cuidado del medio ambiente y relacionamiento con las comunidades, colaborando en solucionar problemas sociales vía de manera aislada y en gran cantidad de los casos a través de la filantropía.

Hoy hablamos de sostenibilidad, la que incorpora los impactos económicos, sociales y ambientales de nuestra actividad, desarrollando diversas metodologías de relacionamiento con los grupos de interés de la empresa y una estricta gestión de riesgos sociales y ambientales. Tan importante ha demostrado ser esta arista en el mundo empresarial que se ha incorporado en el centro de la estrategia de negocios, en grandes compañías a nivel mundial. Estas empresas, demuestran su coherencia sostenible en la trazabilidad de sus políticas, lo que se traduce además, de tener una conducta sostenible con todos sus grupos de interés, buena gobernanza, transparencia y respeto a los Derechos Humanos (DDHH), en no comprar o vender a ninguna empresa que no sostenga valores parecidos y no integre un mundo sostenible, Es así como en su política de desarrollo de proveedores está el de proveedores sostenible y buscan clientes “hermanos sostenibles”. Los directivos de estas empresas no toman ninguna decisión que no sea justificada económica, social y ambientalmente y no existe reunión de directorio que en el acta la sostenibilidad no cruce todos los temas a tratar, al igual que la bonificación de ejecutivos considera indicadores de sostenibilidad y no sólo de rendimiento comercial o financiero. Por último estas empresas han incorporado la estrategia de creación de valor compartido para remplazar la RSE y filantropía, de manera de poder crear valor económico para la empresa y capital social en sus acciones sostenibles con el entorno y la sociedad.

Muchos de nosotros diremos, que arduo camino el que tenemos por delante para alcanzar a los líderes en este asunto, y la pregunta es ¿Por qué debiéramos hacerlo con tanto ahínco?, la respuesta es clara, de los principales motivos de esta observamos como la Organización de Naciones Unidas (ONU), conjunto de 195 países han firmado los Objetivos de Desarrollo Sostenible al 2030, porque el 24% de la inversión mundial se realiza bajo Inversión Responsable Sostenible (IRS) que  alcanza la cantidad de US $13.568 Bn, porque las acciones de una empresa con altos niveles de Sostenibilidad, en un periodo de 20 años, tienen un valor accionario un 44% más alto que las que no tienen, porque el calentamiento global, que cada vez y de manera más potente afecta no solo a las sociedades y ecosistemas, sino que también a empresas y porque las la creación de políticas públicas está avanzando rápidamente y los clientes exigiendo proveedores sostenibles , entre otras cosas.

 

Ahora hemos llegado al momento de integrar el territorio en donde operamos a nuestra visión sostenible de la vida y su actividad diaria, es decir, con la madurez alcanzada en esta cultura no es coherente que los territorios donde operan las empresas no sean sostenibles también, y que sean lugares en donde se depreda el medio ambiente, hay explotación infantil, violencia contra la mujer, por ejemplificar algunos casos. Es entonces que la empresa debe o debería hacer sus mejores esfuerzos e incorporar en su estrategia de sostenibilidad el vivir en un territorio sostenible. Para ello, se podría recomendar partir por la conformación de mesas de trabajo territorial con todos los actores sociales, públicos, academia y privados para trazar la hoja de ruta y objetivos del territorio, donde la empresa facilite esta operación.

 

De esta manera habríamos llegado a una empresa que mira todo su quehacer desde una óptica tridimensional, económica, social y ambiental, hacia adentro y hacia afuera en relaciones y geografía. ¿Le podríamos llamar sostenibilidad 3,0?,  ¿La alcanzaremos entre el 2020 y 2030?. Debiéramos en esta misma oleada denominada 3.0 incorporar a las familias de los actores de la comunidad, de manera que sea un desafío territorial - poblacional, ¿o será más prudente en un siguiente paso?

 

Todas estas preguntas permiten continuar trazando la ruta y comprender que la Sostenibilidad es un tema que llego para quedarse y que cada vez mas sofistica su gestión e impone estándares más altos, todo con el fin de preservar lo único y mas valioso que poseemos, nuestra vida y nuestro planeta.