Puntos clave
Estados Unidos desempeña un papel crucial en las economías de América Latina, siendo uno de los principales socios comerciales de la región, tanto en importaciones como en exportaciones. El país ha compartido una relación comercial de larga data con América Latina, basada en la interdependencia. Históricamente, Estados Unidos ha sido un socio dominante, importando materias primas como café, azúcar y petróleo, mientras exporta bienes manufacturados y maquinaria a la región. Con el tiempo, las dinámicas comerciales han evolucionado, y América Latina ha buscado diversificar sus relaciones comerciales, especialmente a medida que la influencia de China en la región continúa creciendo. Sin embargo, pese a este cambio, Estados Unidos sigue siendo un socio comercial clave, lo que refleja décadas de conexiones económicas y geopolíticas.
Sin embargo, con la llegada de la nueva administración estadounidense en enero de 2025, América Latina enfrenta un panorama incierto en cuanto a su relación comercial con Estados Unidos. Han surgido preocupaciones sobre la "Política Comercial América Primero" y las ideologías proteccionistas que podrían impactar significativamente la estabilidad económica de los países latinoamericanos. Conforme se acerca el fin de la pausa de 90 días sobre los aranceles por encima de un 10% básico, ¿cómo pueden las empresas medianas prepararse para la incertidumbre que se avecina?
Antecedentes
Tras la inauguración de la actual administración estadounidense a principios de 2025, Estados Unidos implementó aranceles y medidas comerciales de gran alcance, empezando con un arancel del 25% sobre bienes mexicanos y canadienses y un 10% sobre los bienes chinos. Esto escaló posteriormente con la imposición de aranceles más altos sobre acero, aluminio y vehículos, junto con aranceles recíprocos universales y elevados que afectan a múltiples países.
La incertidumbre y la represalia de otros países desencadenaron tensiones económicas y volatilidad en los mercados bursátiles, lo que llevó a una pausa de 90 días en los aranceles por encima de la implementación generalizada de un 10% sobre todas las exportaciones mientras se realizan negociaciones comerciales y se alcanzan nuevos acuerdos.
Si los aranceles vuelven a sus niveles originales previos a la pausa, Guyana, Nicaragua y Venezuela serán especialmente impactados con gravámenes de 38%, 18% y 15%, respectivamente, sobre sus exportaciones hacia Estados Unidos. México cuenta con su propia estructura de aranceles con Estados Unidos; un arancel previamente implementado de 25% en todas las exportaciones mexicanas hacia Estados Unidos se ha reducido efectivamente en la práctica después de que México negociara excepciones. Actualmente, los productos amparados bajo el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) están exentos de este 25%, y para los vehículos, el arancel de 25% solo aplica a piezas provenientes de fuera de América del Norte.
El impacto económico regional
La imposición de un arancel generalizado de 10% a todas las importaciones de América Latina, junto con los aranceles más elevados propuestos para Guyana, Nicaragua y Venezuela tras el periodo de 90 días, plantea una incertidumbre económica significativa y desafíos probables para América Latina.
Para los países exportadores de materias primas, incluidos los principales proveedores de petróleo como Brasil y Colombia, y exportadores de cobre como Chile y Perú, menores volúmenes comerciales y precios más débiles de las materias primas podrían reducir tanto los ingresos por exportaciones como los ingresos fiscales. Venezuela, en particular, enfrenta graves consecuencias debido a la posibilidad de que Estados Unidos implemente un arancel secundario de 25% en cualquier país que importe petróleo crudo venezolano, además de los aranceles más altos. Este arancel secundario podría generar reducciones en las importaciones de crudo por parte de grandes compradores extranjeros como China e India, agravando aún más su economía. Esta combinación de aranceles podría erosionar las reservas de divisas y desestabilizar los mercados internos, obligando a Venezuela a buscar fuentes de ingresos alternativas y menos deseables.
Más allá de los impactos comerciales directos, los aranceles podrían exacerbar el crecimiento más lento del producto interno bruto (PIB) en América Latina a través de canales secundarios, como la reducción de la inversión extranjera directa y una actividad económica global debilitada.
Las remesas también son un tema particularmente sensible que podría disminuir bajo las nuevas políticas migratorias introducidas junto con los aranceles. Países como El Salvador, Honduras y Guatemala dependen en gran medida de las remesas, que representan un porcentaje significativo de su PIB. Por ejemplo, en 2024, Guatemala recibió alrededor de $21,500 millones en remesas (aproximadamente el 19% de su PIB), lo que subraya la vulnerabilidad de la región ante cambios en las políticas migratorias.
Por supuesto, las exportaciones dirigidas a Estados Unidos son quizás las más vulnerables, ya que la región depende en gran medida del comercio estadounidense, con naciones de América Central enfrentando una posible presión para hacer concesiones en temas de seguridad o migración para mitigar los impactos de los aranceles. Si bien Chile, Colombia y Perú se benefician de algunos acuerdos de libre comercio y exenciones para exportaciones clave, su crecimiento económico podría seguir viéndose limitado por la disminución de la demanda en los mercados globales, particularmente en sectores como el cobre para Chile y Perú mencionado previamente. Al mismo tiempo, países como Brasil están explorando negociaciones bilaterales para suavizar el impacto de los aranceles de 25% en industrias como el acero y el aluminio, aunque tales esfuerzos podrían ofrecer un alivio inmediato limitado.
Por el contrario, México podría beneficiarse en ciertos aspectos después de negociaciones comerciales exitosas. El arreglo comercial y arancelario de México con Estados Unidos ha mitigado en gran medida el impacto de los aranceles universales previamente anunciados. Al asegurar estas exenciones bajo el T-MEC y limitar el arancel de 25% a las exportaciones automotrices con contenido extranjero de fuera de América del Norte, México efectivamente redujo su carga promedio de aranceles a aproximadamente 10.5%. Este ajuste se espera que impulse el pronóstico de crecimiento real del PIB de México para 2025 y mantenga una ventaja competitiva en el mercado estadounidense, particularmente frente a competidores asiáticos.
Estrategias para empresas medianas en América Latina
La incertidumbre presentada por el cambio en las dinámicas comerciales demanda un enfoque proactivo, donde la región debe anticiparse a los cambios y tomar decisiones estratégicas para mitigar posibles riesgos. Para las empresas medianas de la región, preparar sus "próximos cinco movimientos" es esencial, enfatizando la importancia de mirar hacia el futuro, diversificar mercados de exportación y ampliar fuentes de inversión para reducir la dependencia de un solo socio o política.
Para navegar estos desafíos, las empresas deben centrarse en construir relaciones comerciales más fuertes y mejorar su diplomacia comercial para asegurar acuerdos favorables. Mejorar la logística y la eficiencia de la cadena de suministro también ayudará a mantener la competitividad. Adaptarse con agilidad y previsión a los cambios en los acuerdos comerciales permitirá a la región enfrentar las incertidumbres de manera más efectiva. Si bien el camino por delante está lleno de desafíos, este periodo de cambio también ofrece una oportunidad para que América Latina fortalezca su resiliencia económica, su independencia, y se posicione de manera más competitiva en el entorno comercial global en evolución.